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El segundo semestre de 2021 puede ser realmente caótico para la economía argentina, si es que el gobierno no actúa a tiempo. El escenario post elecciones se presenta como un trampolín para el dólar, indistintamente del resultado de los comicios.


Después de mantenerse calmo en $ 140 durante los primeros meses del año, el dólar “blue” empezó un escalonado ascenso en su cotización, y el viernes pasado se llegó a negociar en $ 174. De esta manera, la brecha con el tipo de cambio oficial se ubica cerca del 80%. Esto genera una mayor demanda de dólares y hace probable que las reservas que el BCRA pudo acumular durante la primera parte del año sean derrochadas en seguir controlando el tipo de cambio.


Para colmo, la recategorización de argentina en la ponderación del MSCI como mercado “Standalone”, deja al descubierto el pavor que reflejan en los inversores las constantes restricciones al mercado cambiario.


El Banco Central logró acumular reservas para tener mayores posibilidades de controlar el tipo de cambio y dejar con una mejor imagen al oficialismo, de cara a las elecciones de medio término de este año. Pero, ante este escenario de gran desconfianza, es muy probable que se destinen esas reservas para intervenir mucho más el mercado cambiario, dejándolo con un nivel muy bajo de reservas líquidas. Esto podría desencadenar un nuevo conflicto cambiario y una abrupta aceleración de la inflación.


Mientras el gobierno recurre a viejas recetas para bajar lentamente la inflación y mantener controlado el precio del dólar oficial, el gran desafío se encuentra en noviembre, luego de las elecciones legislativas, donde se pondrán a prueba las medidas económicas que dispuso el gobierno.


El peligro de las medidas cortoplacistas a las que recurren tanto el ministerio de economía como el Banco Central, es el posible estallido de una nueva corrida cambiaria junto con una inflación incontrolable cuando las medidas del gobierno no puedan hacer frente a una desconfianza generalizada. Se desataría entonces, un escenario post electoral de gran complejidad para el gobierno.


Las escasas reservas con las que podría contar el Banco Central luego de intervenir incesantemente en el mercado de cambios, dejarían la puerta abierta a que se acabe la intervención y se desate así una fuerte escalada del dólar paralelo. El gobierno está perdiendo el aire. Si bien tiene reservas para seguir vendiendo dólares, es muy probable que el volumen de estas ventas suba, como consecuencia de la desconfianza del mercado en los pesos. De esta manera, bajaría la cantidad de reservas disponibles para seguir interviniendo.


El Gobierno tiene la chance de mejorar las expectativas de los inversores con un beneficioso acuerdo con el FMI. Si Argentina consigue nuevamente patear los vencimientos de la deuda y negociar una quita del capital con el fondo, se podría pensar en un fin de año del 2021 mucho más calmo. Pero los comentarios por Wall Street no son alentadores, ya que la mayoría de los expertos concuerdan en que es muy probable que Argentina incumpla el trato con el FMI, otra clara señal de la crisis de confianza que padece el gobierno de Alberto Fernández.


Se divisa, entonces, un futuro en el que habrá mucho más controles que los que tenemos hoy en día, un banco central con las reservas por el piso y el gobierno cada vez más lejos de arreglar con el fondo. En cuanto al escenario cambiario, la brecha podría volver al 100% y el bolsillo de la gente recibiría un nuevo golpe cuando la inflación pise el acelerador. El gobierno nacional se preocupa por llegar lo mejor parado posible a las elecciones, pero sus medidas solo agigantan al monstruo que se podría desatar en noviembre.

Por Mauro Di domenica

Amante de la tecnología …..

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