Argentina, como en el caso de la mayoría de países a nivel internacional, vive una inflación sin precedentes que intenta paliarse con medidas que ayuden a las familias a asumir las subidas sin perder demasiado poder adquisitivo.
Porque lo cierto es que, ante la subida generalizada de la compra, de los combustibles, de la luz y demás suministros, son muchos los que han necesitado volver a replantear las cuentas familiares e incluso echar un vistazo a páginas como matchbanker.es para irse haciendo a la idea de las posibilidades de crédito que existen en el mercado por si fuera necesario tirar de préstamo para salvar la situación.
Mientras, el estado ya anunció que a partir de septiembre volvería a replantear y segmentar las subvenciones para electricidad y gas para las familias que lo soliciten y cumplan los requisitos por rentas o bienes en propiedad.
Sin duda, un movimiento que podría ayudar a algunas a hacer frente a facturas que, de media, se han incrementado más de un 16% en el caso de quienes no perciben la tarifa social. Basta conocer el precio real, que a partir del 1 de junio de 2022, situaba el valor de la tarifa media eléctrica en 7,838 $/kWh.
Aún así, no todo son malas noticias. En el sector ferroviario, por ejemplo, se están marcando máximas históricas. Solo en el primer semestre se trasladaron más de 3.8 millones de toneladas, principalmente de productos agrícolas como la soja, el girasol o el trigo, productos que pueden ser la salvación de un sector si se consiguen contratos que los exporten de forma eficaz hacia el Viejo Continente por la escasez de suministro que están viviendo los países al estar en conflicto con el que era considerado el granero de Europa: Ucrania.
La oportunidad que ahora se tiene desde el campo argentino, así como en las exportaciones también de otras materias pueden ser el salvavidas para cientos de familias que puedan tener un respiro que les permita mejorar las cuentas frente a la creciente inflación.
¿Cuáles son las principales preocupaciones de los argentinos en términos económicos?
En primer lugar, conseguir afrontar la inflación sin la pérdida de poder adquisitivo que se está viviendo. Si ya la moneda estaba con una devaluación que hacía empobrecer las cuentas corrientes, con la inflación hay muchos trabajadores que ya dicen estar al borde de no llegar a pagar todas las facturas.
“Somos muchos los que nos vemos con el agua al cuello pese a trabajar. Se trata de que haya medidas estructurales, posiblemente a un nivel que ni siquiera conocemos desde el gobierno y el FMI para ayudar a que las familias salgan a flote. Si quienes trabajan tienen problemas, mejor no pensar en las cifras de desempleo del país y cómo están afrontando este escenario” explican.
Sin duda septiembre debería ser un mes de cambios y de medidas económicas para afrontar la desaceleración – sino recesión – que parece que se va a vivir a nivel internacional y global.