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Qué gastos estamos naturalizando sin darnos cuenta

PorMauro Di domenica

Jul 16, 2025
detectar los consumos

Hay momentos en que revisar el estado de la cuenta bancaria se convierte en una rutina confusa. No hay grandes compras ni gastos extraordinarios, pero el saldo simplemente no alcanza. A veces, no se trata de una mala administración evidente, sino de una acumulación de decisiones pequeñas que, sin darnos cuenta, nos dejan en rojo antes de fin de mes.

Aunque parezca contradictorio, no siempre gastamos de más en lo que creemos. Es probable que los egresos más perjudiciales para nuestras finanzas no vengan disfrazados de lujo, sino de hábito.

Los tipos de gastos más comunes

Los tipos de gastos más comunes

La comodidad tiene un precio, y muchas veces no lo percibimos hasta que es demasiado tarde. Las suscripciones son el ejemplo más claro: plataformas de streaming, aplicaciones, membresías de entrenamiento online, servicios de almacenamiento en la nube, software, newsletters pagas. Puede que cada una cueste poco, pero cuando se suman —y se mantienen activas sin uso real— representan una sangría constante e innecesaria.

Lo automático también se cuela en el supermercado. Elegimos la misma marca, el mismo producto, sin comparar ni pensar. Muchos de estos consumos están más arraigados en la costumbre que en la necesidad. Y si a eso se le suman gastos por delivery frecuente, snacks comprados “de pasada” o el clásico café para llevar, el resultado es más grave de lo que parece.

Hay una narrativa instalada que puede jugar en contra: esa que nos convence de que, después de una semana exigente o un día estresante, merecemos un pequeño lujo. Aunque en parte puede ser cierto —el descanso y el disfrute no deberían estar penalizados— el problema está en la frecuencia.

El “porque me lo merezco” suele ser el pretexto perfecto para justificar gastos emocionales. Compras impulsivas, comidas caras que no estaban previstas o actividades que no se ajustan al presupuesto, pero se concretan igual. En muchos casos, este tipo de gratificación inmediata no responde a una necesidad, sino a una forma de alivio momentáneo que termina teniendo consecuencias duraderas.

Existen gastos silenciosos que no se perciben como errores porque no implican una acción directa. ¿Un ejemplo? No revisar los vencimientos y terminar pagando intereses por demoras. También están los contratos de servicios que se renuevan automáticamente sin que sepamos si siguen siendo convenientes: seguros, internet, cable, telefonía.

En ese grupo entran también los cobros por mantenimiento de cuentas, tarjetas con comisiones elevadas o incluso tarifas bancarias por servicios que no usamos. Son erogaciones difíciles de rastrear si no se lleva un control regular, pero que pueden representar una porción significativa del presupuesto mensual.

Cuando los ingresos alcanzan un nivel aceptable, se relaja la vigilancia. La idea de que “puedo darme estos gustos porque lo tengo cubierto” suele derivar en una falsa sensación de control. Pero en muchas ocasiones, ese “margen” disponible se sostiene en una estimación optimista, no en números concretos.

Lo que empieza como una decisión relajada —pagar en cuotas sin interés, postergar el análisis del resumen, usar la tarjeta para lo cotidiano sin medir el total— puede convertirse en una rutina riesgosa. Cuando no se proyectan los gastos a futuro, cualquier desajuste o imprevisto rompe el equilibrio y deja expuesta una economía frágil.

La diferencia entre control y restricción

diferencia entre control y restricción

Ahorrar no es sinónimo de privarse de todo. Muchas veces se piensa que reducir gastos es vivir en modo escasez. Sin embargo, el control financiero no tiene que ver con decirle que no a todo, sino con saber elegir cuándo decir que sí.

Hacer un seguimiento de los gastos no solo permite detectar fugas, también ayuda a tomar decisiones más acertadas. Hay personas que, una vez que logran ordenar sus finanzas, optan por asesorarse a través de un broker de inversiones, con el objetivo de hacer rendir sus ahorros en lugar de simplemente guardarlos en una cuenta sin movimiento. Esta estrategia, además de aportar a largo plazo, ayuda a tomar conciencia del valor del dinero y de las oportunidades que pueden surgir si se lo administra con mayor intención.

Sin caer en recetas rígidas, hay algunos hábitos que pueden marcar la diferencia:

  • Revisar cada dos o tres meses las suscripciones activas, evaluar cuáles siguen siendo útiles y cancelar el resto.
  • Comparar precios y promociones de forma periódica, sobre todo en supermercados y tiendas online.
  • Evitar pagar intereses por descuidos, configurando recordatorios para vencimientos y revisando los contratos de servicios.
  • Separar el presupuesto mensual por categorías, asignando un monto razonable al ocio, pero sin dejarlo librado al impulso.
  • Armar una lista antes de cada compra y respetarla, para evitar tentaciones innecesarias.

También es útil dedicar un momento al mes para revisar los movimientos bancarios. A veces, al ver todo en conjunto, surgen sorpresas que solo aparecen cuando los números están sobre la mesa.

Ahorrar no siempre es guardar, a veces es elegir mejor

La noción clásica de ahorro como “lo que no se gasta” puede quedarse corta. En muchos casos, ahorrar es gastar de otra manera. Es decir, priorizar experiencias o bienes duraderos por sobre consumos efímeros. O, incluso, redirigir una parte de ese dinero hacia decisiones que construyan futuro.

No se trata de vivir contando cada moneda, sino de saber en qué se va. Muchas veces el simple acto de mirar con atención ya modifica el comportamiento. Cuando se conoce el impacto real de esos gastos que parecían mínimos, es más fácil hacer pequeños ajustes que no se sienten como sacrificio, pero que suman en el resultado final.

En lugar de apuntar a una perfección inalcanzable, el objetivo puede ser la mejora progresiva. No es necesario eliminar todo lo que se considere “extra”, sino reconocer cuáles de esos extras no agregan nada. A fin de cuentas, administrar el dinero también es una forma de cuidarnos.

Por Mauro Di domenica

Amante de la tecnología …..

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