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Cómo impacta la eficiencia hídrica en el campo

PorMauro Di domenica

Jul 16, 2025
eficiencia hídrica en el campo

La producción agropecuaria en Argentina ha convivido históricamente con un elemento que, aunque esencial, se manifiesta de maneras desiguales a lo largo del territorio: el agua. La alternancia entre sequías prolongadas, lluvias intensas y una infraestructura limitada en ciertas regiones plantea un dilema permanente entre disponibilidad y uso inteligente. 

En un país donde la actividad agroindustrial representa un componente clave del entramado económico, pensar en eficiencia hídrica ya no es una cuestión de sostenibilidad futura: es parte de la ecuación actual de rentabilidad.

Donde se escapa el agua, también se escapa el margen

El riego ineficiente es uno de los puntos más frecuentes donde se pierde valor. No se trata solamente del exceso o la escasez, sino del momento y la manera en que se aplica el agua. En zonas con cultivos intensivos, por ejemplo, el uso de métodos tradicionales como el riego por manto aún persiste a pesar de sus limitaciones. La realidad es que cuando se aplica más agua de la necesaria, no solo se desperdicia un recurso sino que también se arrastran nutrientes del suelo y se generan zonas encharcadas que comprometen la sanidad del cultivo.

En términos económicos, cada gota de agua que no llega correctamente a destino puede significar una merma invisible. No hay factura que lo indique, pero lo que se deja de cosechar es muchas veces más costoso que cualquier mejora en infraestructura que se haya postergado.

Tecnologías que se integran a lo cotidiano sin romper el flujo de trabajo

eficiencia hídrica en el campo

A pesar de las diferencias entre grandes establecimientos y explotaciones medianas, muchas tecnologías para el uso eficiente del agua son más accesibles de lo que parece. Sensores de humedad en el suelo, válvulas automatizadas, programación por goteo y estaciones meteorológicas portátiles ya forman parte del repertorio de herramientas que muchos productores están comenzando a considerar.

La clave no está solo en incorporar tecnología por sí misma, sino en hacerlo de forma estratégica, ajustada a la escala y a los objetivos de cada unidad productiva. Incluso aquellas soluciones que parecían lejanas hace una década hoy se integran a los sistemas de riego sin modificar por completo el circuito operativo ni generar dependencia técnica externa.

En paralelo, existen soluciones de almacenamiento que complementan ese cambio. El uso de un tanque de agua industrial, por ejemplo, permite almacenar grandes volúmenes de agua de lluvia o procedente de pozos durante momentos de abundancia, para luego redistribuirla en etapas críticas del cultivo. Su incorporación suele pasar desapercibida en las decisiones estructurales, pero puede marcar una diferencia sustancial cuando se combinan con sistemas de distribución eficientes.

Decisiones que se toman antes de sembrar

La eficiencia hídrica no se juega únicamente durante la campaña. De hecho, muchas de las decisiones clave se definen incluso antes de poner una semilla en el suelo. Desde la elección de variedades más tolerantes al estrés hídrico hasta la planificación del calendario de siembra en función de la estacionalidad y la previsión climática, los márgenes de maniobra existen, aunque a veces se subestimen.

El conocimiento sobre los perfiles de suelo, los niveles de retención de humedad, las capas freáticas y el comportamiento histórico del clima en cada lote son recursos que no cuestan dinero, pero exigen atención. Cuando se los incorpora en el análisis, el resultado se traduce en una mayor estabilidad productiva y menor exposición al riesgo.

Por Mauro Di domenica

Amante de la tecnología …..

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